Cuando en el Evangelio de San Mateo leemos el discurso de Nuestro Señor que da comienzo con las Bienaventuranzas, nos quedamos asombrados. Nadie en el mundo ha podido superar el ??Sermón de la Montaña?.
Cuando éramos niños aprendimos de memoria los diez mandamientos de la Ley de Dios proclamados en el Sinaí y pudiéramos pensar que esas diez cortas frases agotan toda la Moral Cristiana, pero no es así. Jesucristo con su vida y su predicación no suprime la Ley dada a Moisés, sino que vino a darle el perfecto cumplimiento.
El Sermón de la Montaña da inicio en el capítulo 5 con las ocho ??Bienaventuranzas? que son frases tremendamente impactantes, pero se extiende hasta el capítulo 7. En estas páginas, Jesucristo nos comunica el pensamiento de Dios acerca del comportamiento humano. Expone, explica, completa, sublima, los diez antiguos Mandamientos.
Como buenos cristianos, no podemos quedarnos con tan sólo diez frases escritas en tablas de piedra, sino que en el corazón de Jesucristo descubrimos en plenitud la Ley de Dios.