Para que exista una duda es necesario que se presenten a la inteligencia varias alternativas, diferentes opciones.
En vacaciones podemos ir a Veracruz o a Acapulco: ambos destinos tienen pros y contras. Y dudamos.
Pero puede suceder que por las circunstancias, ni tengo vacaciones ni dinero, ni posibilidad de ir a la playa a ningún lado. No existe la duda, tan solo me conformo en la indiferencia.
Lo mismo sucede en religión: puede ser que en la mente hay dudas, inquietudes, deseos de esclarecer algún tema, pero también sucede que ni hemos pensado ni tenemos interés en asuntos religiosos y transitamos por la vida en una especie de vacío religioso que nos hace ser presa de múltiples errores, desviaciones, sectas, supersticiones. ¡Es necesario tener dudas y resolverlas!